A mi vuelta
madre ha escondido los cadáveres
en el entretecho
finjo no saber de ellos
coloco dos algodones con
cloroformo
en mis ventanas nasales,
tomo el café antes de destrozarme
en el suelo.
El hedor entra por mis oídos
zumba mi cabeza.
Madre,
experta en reír
aún cuando brotan gusanos de su
sien
bebe a sorbitos lentos el café,
tarareando la canción
de mi descenso.
¿Cuánto tiempo tendrá que pasar
para percatarse que la niña ha muerto
y que en ese mismo instante doce
buitres se disputan sus residuos?
Madre sostiene el vestido verde
con encajes
Y baila un vals desolador
mimando a una niña inexistente.
Texto: Yuliana Ortiz Ruano.
Pintura: Kalmakoff Nicholas - Atlas and the Hesperides - 1911
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