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viernes, 16 de junio de 2017

Vienen del futuro (diálogos con entes intergalácticos)

Vienen del futuro empezó como un recital mensual que organizaba en la ciudad de Quito, en el bar Dirty Sánchez, el año pasado mientras vivía en esa ciudad. He querido retomar este espacio de poesía y proyecciones visuales pero en Guayaquil aún no encuentro el lugar preciso para esto, hasta encontrarlo, decidí abrir una nueva sección en mi blog, con entrevistas a autores, que desde mi punto de vista no son ahora pero lo serán. Inauguro (si es que este es el término adecuado, creo que no) esta sección con una pequeña entrevista que le hice a Tyrone Maridueña, muchas de sus respuestas están sujetas al debate, ojalá alguien quiera abrirlo por este medio, sin más que escribir les dejo con él.

Soundtrack sugerido para la lectura:

Sinnerman de Nina Simone - https://www.youtube.com/watch?v=QH3Fx41Jpl4

Entrevista a Tyrone Maridueña

Tyrone Maridueña es un poeta y realizador audiovisual de la ciudad de Guayaquil, ganador del concurso de poesía nacional “Desembarco poético 2016”.

1.      ¿Recuerdas tu primer encuentro con la poesía? ¿Cómo fue?

Más que con la poesía, el primer encuentro que tuve con la palabra fue oral, sobre todo porque (suena redundante lo sé), porque a mi padre le gustaba charlar y contarme historias y esas historias me gustaba imaginarlas. Mi abuelo también hacía lo mismo en diferentes formas, era un artesano de la palabra, mi bisabuelo también lo hacía. Creo que mi primer encuentro con la palabra, fue con mi familia. El encuentro por el contrario con la poesía, fue por el camino que decidí yo, poco a poco y a través del mismo juego que yo tenía con la palabra, me llevó a ella.

2.      ¿Crees que Guayaquil como urbe ha influenciado en tu quehacer poético?

Todo lo que vivimos o todo lo que nos forma, deforma y perturba, influye en lo que hacemos sobre todo en el quehacer literario en este caso. El puerto, como una tierra viva, llena de colores, de prejuicios, también de cosas buenas inevitablemente, por consecuencia y también por causa ha influido bastante en lo que escribo, las personas, sus historias, sobre todo el otro, el otro es alguien fundamental en el puerto, más que la ciudad en sí, el ser social (aunque parezca que no por mi forma de escribir) está bien presente en la poética que practico.

3.      ¿Cómo fue el proceso de construcción de tu último poemario Introducción al pánico?

Introducción al pánico comenzó como un trabajo de reparación íntimo, tanto así que el mismo texto y esto sí lo digo en serio, el mismo texto me pidió no ser escrito por un año aproximadamente, esto me dio un baño de humildad, sobre todo me ayudó a abrirme más, a charlar, a conversar más, a aprender y reaprender ciertas cosas, que pensé que tenía ya claras. Al principio se llamaba El manicomio de Phardis, una amiga me sugirió que no cerrara tanto el espectro, lo cual me pareció muy justo, sobre todo pasé muchos momentos solos, hay cierta exploración íntima que se debe hacer que en cierta forma te prepara para los demonios y monstruos que se van descubriendo en ese camino.

4.      ¿Qué significó para ti obtener el 1er premio en el concurso nacional Desembarco Poético 2016?

El libro muchas veces, y hasta últimos días, se me fue de las manos, porque éste estaba por encima de lo que yo conocía, conozco o pretendía conocer, lo cual fue muy divertido, en este caso y anexo la siguiente respuesta y es que el libro fue el que ganó el premio, yo creo que gané una oportunidad para seguir con el proyecto que tenía pensado que es Phardis, un proyecto más grande, creo que me va a tomar otros dos años o tres, seguir trabajando, pero que ya inició con Introducción al Pánico. Me gustó esto del premio porque fueron jurados que nunca en mi vida los había conocido y eso le da mucha validez al texto, que al principio (debo ser sincero) hasta para mí fue muy difícil, demasiado difícil armarlo, yo no tenía la experiencia ni el conocimiento y aún hoy por hoy estoy tratando de armar lo siguiente, lo cual estoy seguro que será un poco más peligroso para mí, personalmente por lo que tengo que escarbar un poco más en lo íntimo del ser humano pero en mí también, para ese ejercicio me estoy preparando. Algo muy divertido del libro es que me lanzó a otras disciplinas que yo no había conocido o que conocía poco; la danza, el performance, otros ejercicios artísticos que han alimentado mucho el libro. El premio, también es de las personas con las que conversé, porque cuando el libro se me fue de las manos, tuve que aprender a escuchar más,  a ser mucho más abierto con mis lecturas, mi percepción de las cosas cambió también. El libro tuvo mucho que enseñarme y hasta el momento creo que lo he interpretado de la forma correcta, al menos en ese ejercicio estoy para el siguiente proyecto poético que me propongo.

5.      ¿Qué piensas de la nueva poesía que se gesta actualmente en el país?

He tenido la oportunidad de leer a algunos poetas jóvenes, realmente jóvenes y creo que estamos regresando a la etapa, un poco del sarcasmo, y esto lo digo con todo el respeto y la sinceridad, lo cual envidio mucho, porque yo no he podido escribir así. De burlarse del poder, de lo establecido o de las formas sexuales, que nos conforman como seres, me refiero al ser cotidiano, al que camina, tiene un perro o tiene una novia, trabaja 10 horas  o 12, regresa a su casa y repite eso por 60 años. Hay nuevas formas de escritura, hay nuevas percepciones, más allá de que me guste o no me parece riquísimo el hecho de que hayan nuevas concepciones de lo estético otras preocupaciones o formas literarias, aprendemos a diario, y me gusta mucho que haya esta apertura por parte de los jóvenes, de las personas que están haciendo poesía, también de otros que en medio de toda esta vorágine de textos,  escrituras, vivencias, ciudades, estamos reaprendiendo, y eso es muy importante, la humildad y la paciencia con nosotros mismos, la capacidad de escuchar al otro, de escuchar esas nuevas voces y eso es importante, hay una nueva voz real de crítica hoy por hoy y aplaudo mucho eso.

6.       Del dolor nace la obra ¿Crees que en tu trabajo se aplica?

Si algo he aprendido hasta ahora, es que del dolor nace dolor y más dolor, de la poesía nace la poesía, no puedes quitarte el disfraz de poeta cuando sufres o cuando amas, estamos más allá de los momentos en que decíamos necesito sufrir para escribir, necesito amar para sufrir, necesito emborracharme para sufrir, necesito estar ahogado para escribir. No, tú vives y sobrevives con la poesía, es algo que está encima tuyo, que está en ti. Te atraviesa, te destruye, te forma. El dolor es simplemente otro estado poético, por así decirlo, del cual también surgen varias cosas sinceras a veces, otras veces escritas desde el hígado, y con esto no quiero decir que sean buenas o malas, no quiero caer en ese abismo. El dolor también forma parte de, al igual que todas las emociones humanas. En mi caso Introducción al pánico nació del contacto poético que podemos tener con las cosas que nos afectan y nos transforman, traté de ser lo más sincero conmigo mismo. En todo caso, esta introducción fue para presentarme a mí mismo y saber qué tengo en la cabeza y poder seguir con el ejercicio intelectual que pretendo y espero poder realizar en los siguientes meses o el año.

7.      ¿Hacia dónde crees que se dirige la poesía ecuatoriana?

Hay muchas voces en este momento, es evidente que algo se está moviendo en Ecuador, para bien o para mal. Hay nuevas formas y nuevas preocupaciones, hay que ver en medio de todo qué resulta. Hay voces magníficas de escritores sean poetas, narradores, cuentistas que admiro y respeto tremendamente, pero si hablamos en un medio común y con todo el respeto y cariño para todos los escritores y me incluyo, todavía falta para ese boom. Hay algo que se está moviendo y es un momento bonito para todos los que deseamos aprender y observar al Ecuador, es como que la poesía está comenzando a correr por las venas de todos, pero hirviendo y nos causa ruido, dolor y no sabemos qué hacer y eso está bien, pero cuando venga el momento adecuado va ser hermoso. Toda esta diversidad va hacia allá y espero poder observar eso y celebrarlo también, la poesía ecuatoriana en el escenario del mundo, pero con mucha más fuerza, no con solo los contados que respeto y admiro sino que sea más y mucho más fuerte.

8.      ¿Por qué Introducción al pánico?

El nombre fue sugerencia de una amiga que al leerlo, mencionó que esto no era la obra en sí, sino más bien un proceso introductorio a esta trilogía que estoy armando. Pánico, es sinceramente por los ataques de pánico que tuve y tengo, es una puerta hacia la intimidad humana, la que trato de estudiar/entender/comprender/destruir y en el camino destruirme e intentar avanzar. El pánico es lo que nos mantiene a veces atentos, así como el amor también, cada uno escoge el camino que desea, el mío va por el pánico.

9.      ¿Estás trabajando actualmente en algún otro proyecto?

Estoy en el segundo libro de esta serie, en su conjunto se llamarán Phardis, sé que van a tocar varios años porque estoy aprendiendo mucho, debo admitir que mi trabajo actual me está ayudando a asimilar muchísimas cosas y debo aprender a retenerlas, trabajarlas, reaprenderlas, reformarme para poder ser el puente que necesita el libro y no quedarme atrás, como me pasó con el primero, poder estar a la par y poder trabajar juntos, el libro, este segundo libro y yo.

10.  ¿Crees que la poesía te encontró o tú a ella?


Pienso que la poesía andaba y yo también andaba por ahí, y nos encontramos ¿qué  salió de eso? Hay cosas buenas malas cosas que desearía olvidar, cosas que amo recordar, en algún punto nos encontramos y tal vez no quiero acordarme en qué momento fue, o si la poesía tenía pactado ya esto desde hace rato o yo ya  tenía guardado esto, con recelo dentro de mí. Hay cierta paradoja que quiero guardar, cierto misterio y eso creo que me ayuda un poco a sobrellevar la poesía y al mismo tiempo la poesía me sobrelleva como puede, hasta que en algún momento los dos tengamos que separarnos o destruirnos, ¿Por qué no?




miércoles, 14 de junio de 2017

Tarea de relato

Reach out I'll be there


Now if you feel that you can't go on 
Because all of your hope is gone
And your life is filled with much confusion 
Until happiness is just an illusion,
And your world around is crumblin' down; 
Darling, reach out (come on girl, reach on out for me) 
Reach out I'll be there – Four Tops


Todos los jueves a la 1 am, la niña escuchaba cómo su madre ponía el seguro de la habitación matrimonial mientras afuera el auto del padre, después de cinco intentos conseguía estacionarse. La madre no soportaba el olor a alcohol y las conversaciones nocturnas, ella acostumbraba a dormirse a las 8 pm y olvidar el mundo exterior desde ese momento. ¿Qué historia extraña tendría esta vez el padre para contarle, antes de acostarla a dormir? ¿Sería tal vez la historia de  Anita O'day o la de Big Mama Thornton? ¿Esta noche escucharían el disco de Celina y Reutilio el de Tim Maia?
La niña esperaba despierta, inventando tareas escolares y lecturas inacabables para no irse a la cama antes de verlo a él, entrando con sus jeans azules y sus ojos perdidos por la puerta principal de la sala, ayudarle a quitarse las botas, mientras él le agradecía y le sonreía como un amigo y repetía con voz de radar roto –Yu mijita, nunca deje que nadie le diga cómo tiene que hacer las cosas, no importa si le salen mal, usted verá si se rompe los huesitos o no, aprenderá de alguna manera o se morirá, de todos modos allá vamos todos ¿verdad? –.
No había otra cosa que llenara más a la niña que la idea de la muerte, su padre siempre la tenía en lo boca, como quien sostiene una navaja con sangre fresca entre los labios sin inmutarse. Su padre siempre le recordaba que no había salvación alguna para nadie, –Yo me puedo morir ahorita mijita, a usted lo único que le va a quedar de mí es la música y la risa, pero no se lo digo para que llore ¿si vio?, ya le dije que tiene que ser fuerte como Miss Simone que hasta golpe aguantó y no dejó de cantar nunca… no llore… si me llevo los discos es porque son lo único que me ayudará a aguantar que no las voy a ver seguido, no llore mijita ¿si vio? –
Él se levantaría del sillón para servirse un güisqui seco y encendería un cigarrillo. No había olores más acogedores que esos para la niña. Luego caminaría hasta el tocadiscos y pondría tal vez, Little girl blue de Miss Simone y le diría que se siente en sus piernas. Empezaría a contarle por millonésima vez que Miss Simone tocaba a Bach como nadie y aun así no pudo entrar a la escuela de música, por negra. Contaría también que esta, al verse sin dinero empezó a tocar en un bar de mala muerte y que el dueño le había dado un ultimátum –O cantas o tendré que buscar a otra– y así, nació una de las voces más controversiales y salvajes de este mundo, diría y luego se echaría a reír como una hiena. Le explicaría también que el blues nació en los cañaverales, con los esclavos, con el apoyo de la armónica que era el único instrumento que les permitían tocar, luego de una pausa propia del estado etílico, mirándola fijamente, como si de pronto un rayo de lucidez se hubiese posado sobre su cabeza – ¿Cómo fue entonces que se convirtió en algo elegante y socialmente correcto el blues? ¿Cómo puede ser que el Jazz llamado así por el perfume de jazmín de las prostitutas más peligrosas y negras sobre la faz de la tierra, sea ahora el sonido que adornan los restaurantes donde los blancos y ricos no dejan entrar a los negros o a los pobres? – Y qué podría responder ella si solo tenía 9 años, si solo era una niña esperando con angustia su cita entre semana con su padre.
Esa noche la puerta se abrió y el hombre tomó una y otra y otra caja, las colocó como tetris en la cajuela de su auto, apilando todo con mucho cuidado, dio entonces un beso en la frente a la niña y jamás volvió a verla.




Texto: Yuliana Ortiz Ruano.
Foto: Héctor Ortiz Lasso (mi padre), en algún pueblo fantasma del norte de Esmeraldas.

domingo, 11 de junio de 2017

Torturar a una estrella - Estela Lamat


No ha pasado nada, el fuego mantiene su estructura de llama, la calle sigue en pie de guerra en el mismo lugar donde tu pie y el mío representaron un acto, ahora invisible. Las calles se vuelven minutos lunares, las calles se vuelven ventanas, -gritas con un pulmón asfixiado-, las calles inocentes ante el pie sodomita, las calles intrépidas y redondas, las calles quirúrgicas, las calles monopolizadas por tu ausencia, las calles extraviadas camino a una casa sin ventanas porque me las llevé todas con mis dientes partidos, las calles abundantes de deseos, las calles que se hermanan en cada esquina y luego se enemistan para seguir camino a una galaxia invisitada, las calles volátiles, pavimentadas de fuegos y por el fuego, las calles miserables y sonrientes ante el viento estelar de un destino cojo y hambriento, las calles, único testigo de tus manos en mi cuello, las calles bastión insondable del miedo a los ojos, las calles que me caminan por la espalda cuando digo tu nombre, en la línea próxima a esta letra. Nervios de huesos entre mis huesos, quizás algo ha sido suavemente movido de su sitio habitual, la mesa un poco más a la derecha de la frente, la silla hacia adentro de una célula, los ojos hacia afuera como diciendo padezco de secretos, el corazón a la derecha, imitando gravitaciones solares, nada palpable, nada demasiado dañino, mucho menos perturbador. Nada, nada que se caiga de su sitio por el peso evidente que se me pega como sudor a la cara, nada, nada ha sido levantado más allá de mi cuerpo, la gravedad en toda su justicia ha decidido pegarme al piso y el viento en su inmundicia me ha tomado por el pelo y me ha llevado muy alto. Pero no ha pasado nada, una advertencia se precipita en el mes más cruel de todos, desde el fondo de una iglesia una voz grita aleluya, yo me persigno mirando al cielo y digo, déjame representar este teatro, mírame jugar a que miras y concédeme un deseo. Me dispongo a torturar a una estrella, a hacerla reventarse lentamente en su muerte muy lenta, me dispongo a hacerme una herida justo donde ya no cabe ninguna, justo donde ya no se necesita otra, una muerte dócil, impreco, una muerte dulce, ruego. Mi deseo mide 4 millones de años luz de altura por cuatro millones de años luz de ancho, tu cuerpo siempre eficiente, con su velocidad de viento solar pasa lentamente por mi costado y me dices mientras vuelas con tu ruta infinita, somos cometas, somos cometas -me gritas- soy un piano enfermo de décadas huidas, te dices frente al espejo y yo pongo mi oído en tu boca y afilo mi dedo como una llave que encaja perfectamente y desde siempre en tu presente. Me miras muy despacio y todo el espacio cambia, pero nunca ha pasado nada, insistes, nada de nada, insisto, todo sigue en su sitio: la misma puerta que abres y cierras se apoya sobre tu hombro, la misma cama que recoge mis aristas me señala, mientras más grande la estrella, más pronta es su muerte.



Imagen de: Kir Esadov

Blanca Varela - Canto villano


y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato
observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla
hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío
rubens más cebollas
más lágrimas
tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente
emparedada
y el huesos del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato
este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo
es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne
mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea
no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos.



El pastel - Charles Baudelaire.



Viajaba. El paisaje en medio del cual me había colocado tenía grandeza y nobleza irresistibles. Algo de ellas se comunicó sin duda en aquel momento a mi alma. Revoloteaban mis pensamientos con ligereza igual a la de la atmósfera; las pasiones vulgares, como el odio y el amor profano, aparecíanseme ya tan alejadas como las nubes que desfilaban por el fondo de los abismos, a mis pies; mi alma parecíame tan vasta y pura como la cúpula del cielo que me envolvía; el recuerdo de las cosas terrenales no llegaba a mi corazón sino debilitado y disminuido, como el son de la esquila de los rebaños imperceptibles que pasan lejos, muy lejos, por la vertiente de otra montaña. Sobre el lago pequeño, inmóvil, negro por su inmensa profundidad, pasaba de vez en cuando la sombra de una nube, como el reflejo de la capa de un gigante aéreo que volara cruzando el cielo. Y recuerdo que aquella sensación solemne y rara, causada por un gran movimiento perfectamente silencioso, me llenaba de una alegría mezclada con miedo. En suma, que me sentía, gracias a la embriagadora belleza que me rodeaba, en paz perfecta conmigo mismo y con el universo; y aun sospecho que en mi perfecta beatitud y en mi total olvido de todo el mal terrestre, había llegado a no encontrar tan ridículos a los periódicos que pretenden que el hombre nació bueno, cuando, renovadas las exigencias de la materia implacable, pensé en reparar la fatiga y en aliviar el apetito despierto por tan larga ascensión. Saqué del bolsillo un buen pedazo de pan, una taza de cuero y un frasco de cierto elixir que los farmacéuticos de aquellos tiempos solían vender a los turistas, para mezclarlo, llegada la ocasión, con agua de nieve.

Partía tranquilamente el pan, cuando un ruido muy leve me hizo levantar los ojos. Ante mí estaba una criaturilla desharrapada, negra, desgreñada, cuyos ojos hundidos, fríos y suplicantes, devoraban el pedazo de pan. Y le oí suspirar en voz baja y ronca la palabra ¡pastel! No pude contener la risa al oír el apelativo con que se dignaba honrar a mi pan casi blanco. Cortó una buena rebanada y se la ofrecí. Acercose lentamente, sin quitar los ojos del objeto de su codicia; luego, echando mano al pedazo, retrocedió vivamente, como si hubiese temido que mi oferta no fuese sincera, o que me fuese a volver atrás.

Pero en el mismo instante le derribó otro chiquillo salvaje, que no sé de dónde salía, tan perfectamente semejante al primero, que se le hubiera podido tomar por hermano gemelo suyo. Juntos rodaron por el suelo, disputándose la preciada presa, sin que ninguno de ellos quisiera, indudablemente, sacrificar la mitad a su hermano. Exasperado el primero, agarró del pelo al segundo; cogiole éste una oreja entre los dientes, y escupió un pedacito ensangrentado, con un soberbio reniego dialectal. El propietario legítimo del pastel trató de hundir las menudas garras en los ojos del usurpador; éste, a su vez, aplicó todas sus fuerzas a estrangular al adversario con una mano, mientras que con la otra intentaba meterse en el bolsillo el galardón del combate. Pero, reanimado por la desesperación, levantose el vencido y echó a rodar por el suelo al vencedor de un cabezazo en el estómago. ¿Para qué describir una lucha horrorosa, que duró, en verdad, más tiempo del que parecían prometer las fuerzas infantiles? Viajaba el pastel de mano en mano y cambiaba a cada momento de bolsillo; pero, ¡ay!, iba cambiando también de volumen; y cuando, por fin, extenuados, jadeantes, ensangrentados, paráronse, en la imposibilidad de seguir, no quedaba, a decir verdad, motivo ninguno de batalla; el pedazo de pan había desaparecido y estaba desparramado en migajas, semejantes a los granos de arena con que se mezclaban.

Tal espectáculo había llenado de bruma el paisaje, y el gozo tranquilo en que se solazaba mi alma, antes de haber visto a los hombrecillos, había desaparecido por entero; me quedé mucho tiempo triste, repitiéndome sin cesar: ¡Conque hay un país soberbio en que al pan le llaman 'pastel', golosina tan rara que basta para engendrar una guerra perfectamente fratricida!»


Cerdo - Luna Miguel



Me pregunto cómo ha llegado esta cabeza de conejo hasta mis manos.

Cómo ha rodado, escalera arriba, hasta el corazón del Raval,
arrastrándose, escalera arriba,
girando, escalera arriba hasta mis manos.

Me pregunto quién mutiló al animal. 
Me pregunto cuántos estómagos
hacen falta para vencer el hambre.
Me pregunto: hay cuartos oscuros
y humedades en venta,
hay insectos de alquiler y trasteros que huelen a ceniza.

Todos los días una mariposa muere encerrada entre los calefactores.
Pero no hay peligro porque el invierno ya se acaba,
y con él los poetas que hablan del frío
y con él los suicidios y las mariposas
y con él los conejos domésticos,
comestibles.

Me pregunto cómo ha llegado mi lengua hasta el techo de los muertos.
Con la ciudad encendida.
Con su cabeza bien sujeta entre los dedos.


Vida de los poetas - José Emilio Pacheco




En la poesía no hay final feliz.
Los poetas acaban 
viviendo su locura
y son descuartizados como reses
(ocurrió con Darío)
O bien los apedrean y terminan
arrojándose al mar o con cristales
de cianuro en la boca
o muertos de alcoholismo, drogadicción, miseria.
O lo que es peor: poetas oficiales,
amargos pobladores de un sarcófago
llamado OBRAS COMPLETAS.



Los poetas, amor mío - Raúl Gómez Jattin



Los poetas, amor mío, son
unos hombres horribles, 
unos monstruos de soledad, 
evítalos siempre, comenzando por mí.
Los poetas, amor mío, 

son para leerlos. 
Mas no hagas caso
a lo que hagan en sus vidas.


El Retrato de Dorian Gray (fragmento) - Oscar Wilde


La música le había conmovido ya de ese modo. La música le había turbado muchas veces. Pero la música no es definida. No es un mundo nuevo, sino un nuevo caos lo que crea en nosotros. ¡Palabras! ¡Simples palabras! ¡Cuán terribles son! ¡Qué claras, y vivas, y crueles! ¡Imposible escapar de ellas! Y, sin embargo, ¡qué magia sutil reside en ellas! Parecen capaces de dar forma plástica a cosas informes y posee música propia tan dulce como la música del violín o del laúd.

¡Simples palabras! ¿Hay acaso nada más real que las palabras? Sí; cosas había en su infancia que él no pudo entender. Ahora las comprendía. Súbitamente, la vida se tornaba del color del fuego para él.





Encargo - Julio Cortázar


No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dalos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforo y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día, saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame, oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.





jueves, 8 de junio de 2017

Ítaca - Constantino Cavafis

Cuando te encuentres de camino a Ítaca,
desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al enojado Poseidón no temas,
tales en tu camino nunca encontrarás,
si mantienes tu pensamiento elevado, y selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo tienta.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al fiero Poseidón no encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca ante ti.
Desea que sea largo el camino.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con qué alegría, con qué gozo
arribes a puertos nunca antes vistos,
deténte en los emporios fenicios,
y adquiere mercancías preciosas,
nácares y corales, ámbar y ébano,
y perfumes sensuales de todo tipo,
cuántos más perfumes sensuales puedas,
ve a ciudades de Egipto, a muchas,
aprende y aprende de los instruidos.
Ten siempre en tu mente a Ítaca.
La llegada allí es tu destino.
Pero no apresures tu viaje en absoluto.
Mejor que dure muchos años,
y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.




Cadera - María Auxiliadora Balladares

Debajo de la piel todo acontece
Acontecen mis huesos presionados
Acontecen mi sangre y mis bacterias
Acontece este amor que se parte en dos en el lugar de las caderas
El fémur tiene la forma de un cetro
En él siempre nos amamos, amor, en el lugar de las caderas
Donde me parto en dos
Donde grito dormida cuando olvido que mis piernas no pueden abrirse ya
¿Será que nos afecta que no pueda caminar?
¿Será que necesitamos el lugar de las caderas?
¿O sólo sillas que rueden, bastones y muletas?
¿Será por eso que nos matamos tanto tan seguido sanguinariamente?
Y ahora medio muerta te escribo esta cartita
Mi amor
Te escribo esta cartita para preguntarte
Si te acuerdas cómo era todo antes de que yo muriese en el lugar de las caderas
Hace mucho se murieron otros tantos
Se murió mi padre
Se murió mi padre, amor
Yo creo que en realidad por eso se me murió la cadera
Porque el cuerpo tiene que mutar si se muere el padre, amor
Yo no podía seguir caminando
Tenía que abandonar mis caderas
Esos mis huesos están enterrados con mi padre
Condición de orfandad la que me acontece
A mi cuerpo le tenía que doler que él no pudiera tocar más el mar, amor
No es un decir que uno se muere un poco con sus muertos
Creo que tú te moriste un poco conmigo
¿o no?
Si te detienes a pensar, mi amor
Todo acontece debajo de la piel
Ahí nos morimos
nos matamos
tanto
tan seguido
sanguinariamente