Reach out I'll
be there
Now if you feel that you can't go on
Because all of your hope is gone
And your life is filled with much confusion
Until happiness is just an illusion,
And your world around is crumblin' down;
Darling, reach out (come on girl, reach on out for me)
Because all of your hope is gone
And your life is filled with much confusion
Until happiness is just an illusion,
And your world around is crumblin' down;
Darling, reach out (come on girl, reach on out for me)
Reach out I'll
be there – Four Tops
Todos los jueves a la 1 am, la niña escuchaba cómo su
madre ponía el seguro de la habitación matrimonial mientras afuera el auto del
padre, después de cinco intentos conseguía estacionarse. La madre no soportaba
el olor a alcohol y las conversaciones nocturnas, ella acostumbraba a dormirse
a las 8 pm y olvidar el mundo exterior desde ese momento. ¿Qué historia extraña
tendría esta vez el padre para contarle, antes de acostarla a dormir? ¿Sería
tal vez la historia de Anita O'day o la
de Big Mama Thornton? ¿Esta noche escucharían el disco de Celina
y Reutilio el de Tim Maia?
La niña esperaba despierta, inventando tareas
escolares y lecturas inacabables para no irse a la cama antes de verlo a él,
entrando con sus jeans azules y sus ojos perdidos por la puerta principal de la
sala, ayudarle a quitarse las botas, mientras él le agradecía y le sonreía como
un amigo y repetía con voz de radar roto –Yu mijita, nunca deje que nadie le
diga cómo tiene que hacer las cosas, no importa si le salen mal, usted verá si
se rompe los huesitos o no, aprenderá de alguna manera o se morirá, de todos
modos allá vamos todos ¿verdad? –.
No había otra cosa que llenara más a la niña que la
idea de la muerte, su padre siempre la tenía en lo boca, como quien sostiene
una navaja con sangre fresca entre los labios sin inmutarse. Su padre siempre
le recordaba que no había salvación alguna para nadie, –Yo me puedo morir
ahorita mijita, a usted lo único que le va a quedar de mí es la música y la
risa, pero no se lo digo para que llore ¿si vio?, ya le dije que tiene que ser
fuerte como Miss Simone que hasta golpe aguantó y no dejó de cantar nunca… no
llore… si me llevo los discos es porque son lo único que me ayudará a aguantar
que no las voy a ver seguido, no llore mijita ¿si vio? –
Él se levantaría del sillón para servirse un güisqui
seco y encendería un cigarrillo. No había olores más acogedores que esos para
la niña. Luego caminaría hasta el tocadiscos y pondría tal vez, Little
girl blue de Miss Simone y le diría que se siente en sus piernas. Empezaría
a contarle por millonésima vez que Miss Simone tocaba a Bach como
nadie y aun así no pudo entrar a la escuela de música, por negra. Contaría
también que esta, al verse sin dinero empezó a tocar en un bar de mala muerte y
que el dueño le había dado un ultimátum –O cantas o tendré que buscar a otra– y
así, nació una de las voces más controversiales y salvajes de este mundo, diría
y luego se echaría a reír como una hiena. Le explicaría también que el blues
nació en los cañaverales, con los esclavos, con el apoyo de la armónica que era
el único instrumento que les permitían tocar, luego de una pausa propia del
estado etílico, mirándola fijamente, como si de pronto un rayo de lucidez se
hubiese posado sobre su cabeza – ¿Cómo fue entonces que se convirtió en algo
elegante y socialmente correcto el blues? ¿Cómo puede ser que el Jazz llamado
así por el perfume de jazmín de las prostitutas más peligrosas y negras sobre
la faz de la tierra, sea ahora el sonido que adornan los restaurantes donde los
blancos y ricos no dejan entrar a los negros o a los pobres? – Y qué podría
responder ella si solo tenía 9 años, si solo era una niña esperando con
angustia su cita entre semana con su padre.
Esa noche la puerta se abrió y el hombre tomó una y
otra y otra caja, las colocó como tetris en la cajuela de su auto, apilando
todo con mucho cuidado, dio entonces un beso en la frente a la niña y jamás
volvió a verla.
Texto: Yuliana Ortiz Ruano.
Foto: Héctor Ortiz Lasso (mi padre), en algún pueblo fantasma del norte de Esmeraldas.
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